Caminaba con una amiga, Raquel, cuando un mendigo nos pidió que le ayudáramos. Pasamos de largo, mientras me echaba la mano al bolsillo para darle los cincuenta céntimos que me pedía.Me di media vuelta y se los puse en la mano.
¿Sueles dar? me preguntó mi amiga.
Sí, a menudo paso de largo y muchas veces vuelvo, la contesté.
Continué diciéndole: “Si tuviera la necesidad de pedir en la calle, no me gustaría nada que la gente pasara de largo sin hacerme caso. Y parto de la premisa que la mayoría de los que piden no lo hacen por vicio, sino por necesidad”.
Raquel, creo que te mentí.
El motivo por el que doy dinero a los que piden en la calle es porque ellos (los que piden) a menudo ofrecen las mejores sonrisas. Un regalo que me gusta mucho y me dan por poco dinero.
¿Por qué será que los que menos tienen son de los que mejor sonríen?
Hace unas pocas semanas le di unos euros a un acordeonista al que “le debía” algún dinero: había pasado en decenas de ocasiones por delante suyo sin darle nunca nada. Esas decenas de veces en las que él me regaló su música también me saludaba con una exquisita educación.
Cuando le di esos pocos euros me cogió de la mano y me agradeció mi insignificante gesto mientras me miraba fijamente a los ojos.
Dos días después cuando de nuevo caminaba por su zona y él seguía tocando su acordeón, regalando su música , me ofreció una de esas sonrisas que no se pueden olvidar a menos que uno sea un insensible.
No es la primera persona a la que admiro o envidio por su capacidad de sonreir.
Hubo una parte en mi vida de la que personalmente me siento satisfecho de forma inversamente proporcional a mi supuestamente éxito profesional (ganaba bastante dinero y tenía un buen puesto de trabajo).
Durante esa época, recuerdo que le confesé a mi jefe que yo admiraba a aquellos que teniendo mucho menos que yo eran capaces de reír y parecer bastante más despreocupados y serenos de lo que yo estaba. Le dije, “no entiendo cómo puede ser…”
Mi jefe empezó a reírse, más bien a decojonarse de mí y me dijo que yo tenía un severo complejo de superioridad.
En ese momento no le supe entender a pesar que el diagnóstico era bien preciso.
Lo que creo que está claro es que aquellos que menos tienen y mejor sonríen son definitivamente superiores. Y no parece ser que tengan complejos.
La canción de Phil Collins, Another day in paradise quizás pueda inspirar a aquellos que aún pasan de largo y se pierden las mejores sonrisas.
¡Viva el Partido del Sentido Común!
Que quieres decir con los que menos tienen? Tienen menos de que…? y el resto, que tenemos?
Cada día se tienen a sí mismos y esto es todo un acontecimiento para sonreir con la mayor energía.
En una ocasión me paré a dedicar unos minutos de “mi preciado tiempo” a uno de estos “que no tienen” y la profundidad de sus experiencias y sabiduría vital me dejaron impactado, la forma en que agradecía la vida.
Muchos de estos “que no tienen”, se tienen sí mismos en un lugar a los que los demás no sé si llegaremos algún día, con lo que tenemos…
Recuerdo las más bellas sonrisas. En uno de mis viajes a Río puede compartir un día en la Rocinha (una favela que alberga más de 1 millón de personas), entre samba y calor fraternal uno de mis mejores momentos lo pude vivir en este día, sin nada.
Espero que esto de dar a los “que no tienen” no sea cosa de la navidad.
(Lo siento Leo acabo de perder a una buena amiga y este acertado post me ha soltado la mano).
Siento lo de tu amiga.
Gracias por tu sincero e impactante comentario.
Un abrazo.
Te conozco desde hace tiempo y ahora eres mejor persona que cunado tenías más dinero y más “éxito”. El verdadero ÉXITO es que que estás empezando a conseguir en estos momentos.
Abrazos
Querido amigo. Sigo desde hace algún tiempo tus comentarios llenos de sentido común. El de hoy me ha parecido muy bueno.
Por deformación profesional tengo que hacerte una pequeña puntualización fonético-sintáctica: cuida el “delante mío” o el “detrás tuyo”…
Muchas gracias Ángel.
Me temo que necesito una ampliación sobre tu puntualización. En el post escribo “había pasado en decenas de ocasiones por delante suyo sin darle nunca nada..”.
¿Qué sería lo correcto?
Gracias anticipadas.
Tal vez todo se cuestión de fonética y no de sintaxis. El debate es muy interesante. Este enlace es una muestra de ello.
Incluso quien afirma que se trata de un localismo argentino, deberá reconocer que Borges no lo usaba.
FELIZ AÑO, LEO.
http://forum.wordreference.com/showthread.php?t=499543